martes, 14 de julio de 2009

El Cartel de los Sapos.

Ese fue el nombre que en Colombia un canal de televisión le dio a una serie que se hizo muy popular en el 2008. La serie contaba partes de la historia de engaños y traiciones que se presentó al interior de los más importantes carteles del narcotráfico en el país, y cómo a su vez, esos engaños constituyeron piezas claves en el desmantelamiento de las estructuras del Cartel de Cali conocidas en ese momento.

En ese contexto, y haciendo uso del argot popular colombiano, el calificativo SAPO es utilizado para referirse a aquellas personas que dan información inoportuna y no siempre solicitada, haciendo de aquel personaje y animal una especie indeseable en el imaginario colectivo.

La serie mostraba cómo muchos de los grandes capos habían "sapeado" a sus socios, y cómo el convertirse o ser declarado sapo, equivalìa una sentencia de muerte. Aunque hay que aclarar que en este caso la información que dieron tan renombrados sapos sí era oportuna para los Estados Unidos y, obviamente, solicitada por los funcionarios de dicho país. Además muchos de los sapos del Cartel están vivitos y muy felices en el exterior.

Pero, qué tienen que ver los sapos del Cartel de los Sapos,los sapos que están en "la USA" o enterrados a 5 metros bajo tierra con los desplazados, que es de lo que se supone trata este blog.

Pues parecería que no tienen mucho que ver, tan sólo el hecho de que gracias al narcotráfico y las erradas estrategias que se han diseñado para combatirlo, hoy son muchos los millones de colombianas expropiadas y empobrecidas que deambulan por Colombia. (Aunque las personas a las que me refiero son hombres y mujeres, opto por escribir el párrafo en fenenimo, porque me niego a asumir que cuando se habla de los colombianos se está hablando por igual de hombres y mujeres. Lo cito en femenino también porque un querido amigo argumenta que el español es un lenguaje machista, y escribir usando ambos géneros es rídiculo. Entonces he dedido que sí voy a hacer el ridículo prefiero hacerlo exponiendo cuáles son mis apuestas. Pero de nuevo,estos temas son para discutir en otro escenario).

Sin embargo, y apartir de una experiencia que tuve hace poco, me atrevo a diagnosticar que esa relación entre los sapos del Cartel y los desplazados va más allá.

Hace unos días, mientras caminaba por el parque Tercer Milenio vi formarse un tumulto de gente y policías alrededor de dos niños que acababan de cometer un robo. Los muchachitos, no mayores de 15 años,habían intentado robarse un celular, pero fueron atrapados.

Al ver las caras de los asaltantes algunas de las personas desplazadas que están habitando el parque desde hace cuatro meses exclamaron "Por dios, pero si son unos niños, deberían estar estudiando, por qué no están en la escuela, dónde están los papás". Cuando de pronto una señora enfurecida comenzó a responder, "NO SEAN SAPOS, A USTEDES QUÉ LES IMPORTA DÓNDE ESTÁN LOS PAPÁS, POR ESO ES QUE LOS MATAN, POR ESO ES QUE LOS DESPLAZAN, POR SAPOS".


Si a los sapos de los carteles de la mafia nadie los quiere, excepto las autoridades gringas, tal parece que lo mismo ocurre con los desplazados colombianos. En Colombia un desafortunado sector de la sociedad, que parece no ser tan minúsculo como uno quisiera, considera que los desplazados son una especie de sapos que deberían correr la misma suerte de los sapos del Cartel,
y no me refiero a los que viven en USA o Europa ó las Islas Fiji. Para muchos estos "sapos" están haciendo quedar mal al país, le dan mala fama a Colombia y sus autoridades frente a los paises de la comundiad internacional,y por su culpa no se aprueban las ayudas ni los tratados que tanto se necesitan, ni nos consideran ya el aliado más estratégico e incondicional. Esos sapos son los que van a la Corte Interamericana, adonde los senadores gringos y la Comunidad Eropea a decir cosas que aquí nadie quiere oir.

Por lo tanto los comentarios enérgicos de esta mujer, y los argumentos de algunos de los foristas en los sitios web de los medios de información más grandes del país, son el reflejo de un berrante panorama; en Colombia se volvió legitimo desplazar, expropiar y asesinar a quienes le estorban a un modelo que se ha querido imponer. También se ha ido haciendo legítimo acallar, con estrategias idénticas a las usadas por los capos de la mafia, a aquellos que quieren levantar la voz.

Además, como dice el refrán popular:"Los sapos mueren aplastados".
Ojalá esta vez no, aunque ya la gente desplazada que está en el parque Tercer Milenio dice que " por los alrededores se escuchan pasos de animal gigante"

domingo, 5 de julio de 2009

20 Casos de niñas abusadas por el extraditado jefe paramilitar Hernán Giraldo

Tomado de
http://www.eltiempo.com/colombia/justicia/20-casos-de-ninas-abusadas-por-el-extraditado-jefe-paramilitar-hernan-giraldo-investiga-la-fiscalia_5582809-1
5 julio 2009


En seis de ellos, las menores fueron madres antes de los 14. A los investigadores les tomó casi dos años encontrar la primera persona dispuesta a declarar sobre las aberraciones de 'el Viejo'.
Regresaba cada ocho días. Así quedé embarazada', le dijo a la Fiscalía una muchacha de 23 años que hace 10 tuvo un hijo del jefe 'para'.

El tema llegó a oídos de la Fiscalía como un rumor: muchos padres de la Sierra Nevada de Santa Marta prefirieron convertirse en desplazados antes que resignarse a que sus niñas se convirtieran en 'mujeres' del extraditado jefe 'para' Hernán Giraldo Serna.  Hoy, la Fiscalía tiene documentados 19 historias de menores que tuvieron hijos de Giraldo.
"Una tarde mi mamá fue a Guachaca (corregimiento de Santa Marta) a una cita médica y me quedé sola en la finca. Como a las 4 de la tarde llegó el señor Hernán -dice el testimonio de la víctima, hoy de 23 años- (...) Yo sabía que él comandaba las autodefensas y me dijo que esa noche se iba a quedar conmigo. Al día siguiente se fue y después regresaba cada ocho días. Fue así como quedé embarazada". Ella entonces tenía 13 años y le dio dos hijos al hombre que hace una década fue reseñado por la revista Newsweek como el 'sucesor de Pablo Escobar'. "Tengo conocimiento de que el señor Hernán tenía muchas 'peladas', todas jovencitas. Unas eran llevadas por las madres para que estuvieran con él y les ayudara (económicamente). Yo las veía por Machete (vereda Machete Pelao)", agregó la víctima.

A través de documentos en la Registraduría y en notarías de Santa Marta, Riohacha y varias poblaciones de la Costa y hasta de Bello (Antioquia), las autoridades han identificado a 22 de los hijos del extraditado ex jefe del Bloque Tayrona, que reconoció que tuvo 27. No obstante, en la Sierra Nevada se dice que tuvo más de 100 hijos desde que llegó a manejar el negocio de la coca a mediados de los 70.

"Tres generaciones de niñas crecieron a la sombra de su poder armado y a merced de lo que él quisiera hacer con ellas. Lo más dramático es que las víctimas y sus familias, en su gran mayoría, ven el asunto como algo normal o como algo que 'les tocó'", dijo uno de los investigadores. Por meses, nadie en la Sierra quiso testificar contra el 'Patrón', como también le decían. "Hablamos con los personeros, inspectores de Policía, presidentes de juntas de acción comunal, sacerdotes, pastores, comadres -dice la fuente-. Hicimos reuniones de mujeres, y nada. Todo el mundo sabía lo que pasaba, que le había ocurrido a la hija de alguien, pero nadie habló".
Cuando el silencio se rompió empezaron a descubrir -dice el expediente conocido por EL TIEMPO- que hubo padres de familia que entregaron sus niñas "para que si a él le gustaban las hiciera sus mujeres y así aseguraban su futuro. Que (los padres) las llevaban a fiestas o eventos para que hicieran fila frente a él".

Hasta ahora, la Fiscalía ha recorrido 10 de las 102 veredas de la Sierra y considera que tiene material para acusar al extraditado 'para' por crímenes sexuales en el conflicto, que a la luz del DIH son de lesa humanidad. Ahora, en poblaciones de la Costa buscan a una niña, que fue entregada por su madre al ex jefe 'para' y que terminó prostituida entre la tropa paramilitar. La Fiscalía también tiene información de una adolescente que fue 'escogida' por Giraldo y que supuestamente le fue infiel con uno de sus 'paras' conocido como 'el Flaco'. Él terminó muerto y de ella no se sabe nada desde que Giraldo la sacó de la casa que le había dado en Puerto Nuevo.
Giraldo no es el único jefe 'para' con esas historias. En pleno proceso de paz, 'Jorge 40' le mandó a decir a Salvatore Mancuso que él iba a seguir en la guerra mientras Mancuso seguía buscando "pelaítas". Y 'El Oso', 'para' de Sucre, está acusado por organizar reinados infantiles donde escogía a sus víctimas.

sábado, 27 de junio de 2009

La irresponsabilidad social empresarial




El día 26 de junio del 2009, un grupo de amigas y yo fuimos a la "Segunda Feria de Responsabilidad Social Empresarial en Colombia". El objetivo que teníamos, y que en alguna medida se cumplió, era obtener información sobre posibilidades de financiación de proyectos económicos para la mal llamada población vulnerable, mal llamada porque asumir que la gente es vulnerable significa desconocer que la vulnerabilidad es una relación, no una condición, es decir es un verbo, no un adjetivo, pero sobre términos y conceptos descutiremos en otra oportunidad.

De las muchas cosas suceptibles de ser analizadas en ese tipo de escenarios, hay algunas que por la naturaleza de este blog llamaron más mi atención y merecen ser compartidas, bueno tal vez no, pero que más da. Por ejemplo la presencia de grandes empresas multinacionales que, mientras por un lado se promueven como ejemplo de responsabilidad social, y muestran niños cantando y ancianos riéndo, por el otro se constituyen como parte activa de los actores generadores de violencia, desplazamiento y vulnerabilidad, para resaltar el caso de La Drummond Company, empresa que tiene una demanda interpuesta por 67 víctimas de grupos paramilitares, quienes los acusan de tener estrechos vínculos con estos grupos criminales, proceso que se está llevando a cabo en el estado de Alabama, Estados Unidos.

http://www.caracol.com.co/nota.aspx?id=819996

Sin embargo eso no les impide presentarse como pioneros de la responsabilidad social, tal como exponía su stand y se reitera en su sitio de internet" Desde que inició la operación en Colombia, Drummond Ltd. implementó el programa de relaciones con la comunidad con el propósito de promover y mantener una relación de “Buen Vecino” mediante la ejecución de un plan ambicioso de inversión social en todos los municipios del área de influencia de sus operaciones.Esto ha consolidado a la compañía como una empresa con compromiso social que genera progreso a nivel local, regional y nacional"

http://www.elempleo.com/sitios_empresariales/drummond/responsabilidad.asp.

Otro elemento para resaltar es el tipo de publicidad y porpaganda que se realiza con las personas desplazadas; El stand de Acción Social, y tal vez, haciéndo alegoría a lo que tienen que padecer los desplazados a la hora de reclamar sus derechos, era un extenso y confuso laberinto que no conducía a ninguna parte, donde no había nadie, sólo algunas fotos de personas, que a juzgar por la sonrisa que exponían, ser deplazadas era la cosas más maravillosa que les había ocurrido en la vida, y algunos carteles que mostraban los derecho las personas en esa situación.
Saliéndo del stand estaban presentes las caras de bonitas y bonitos promotores de algunas agencias de cooperación nacionales e internacionales quienes nos atendían con una gran sonrisa, pero no tenían la menor idea sobre qué responder cuando les preguntabamos por programas específicos para la gente y las dificultades que las personas desplazadas tienen para acceder a esos proyectos, por lo tanto sólo se limitaban a darnos hermosos folleticos con números de contacto y sitios web para consultar.

No sé si la feria fue o no exitosa para mostrar la responsabilidad social empresarial, pero sé que sí nos fijamos bien, cada kilómetro de nuestro extenso territorio es un lugar privilegiado donde se puede ver su IRRESPONSABILIDAD.

martes, 23 de junio de 2009

Impacto psicológico del desplazamiento en las mujeres















Por Xavier Orellana (Ecuador)


A lo largo de la historia de la Oficina
del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y
luego de operar en varios cientos de países,
la organización ha comprobado que la huida del
país de origen, las torturas, las amenazas y otras
experiencias traumáticas que han sufrido los refugiados
y las refugiadasdejan huellas en su psiquis.
Además, la llegada a un nuevo lugar, con las con-
siguientes dificultades para integrarse y
las eventuales muestras de desconfianza y
discriminación que afrontan estas
personas pueden agravar la situación
y llevarles a profundos estados de de-
presión que afecten tanto a la persona
como a su grupo familiar. En ciertos
casos se ha visto que el impacto puede
ser tan grande que incluso puede pro-
vocar el suicidio.

En el Ecuador, uno de los socios
estratégicos de ACNUR es HIAS, la
Sociedad Hebrea de Ayuda al Inmigran-
te. Esta organización inició su trabajo
en Ecuador en el año brindando
atención psicológica a los refugiados.
Katia Landín, una de las psicólogas
que actualmente trabaja apoyando al
ACNUR explica que es necesario dife-
renciar entre los impactos psicológicos
que sufren los hombres, las mujeres y
los niños. Asimismo, nos explica que
dentro de las mujeres, hay subgrupos
que tienen necesidades especiales y
que viven la experiencia de la llegada a
un nuevo país de forma distinta.

Uno de esos grupos corresponde a
las mujeres cuyo rol en la pareja cam-
bia a raíz de convertirse en refugiadas.
“Para ellas es más fácil que para sus
compañeros encontrar trabajo en el
Ecuador. Eso que podría parecer una
ventaja muchas veces causa tensiones
graves, que incluso pueden dar paso a la
violencia intrafamiliar. Al mimo tiempo
por ser extranjera la mujer está expuesta
al acoso laboral, acoso sexual, o a recibir
salarios más bajos que los establecidos".

En el caso de las colombianas, la presión
provenienete de las familias y del trabajo se
puede ver agravada por los prejuicios y el
injusto desprestigio social que tienen que enfrentar
día a día ya que a menudo se les considera como
prostitutas "quita maridos".

Otro grupo que a veces pasa inadvertido es el de las
mujeres mayores, "no hablamos solamente de mujeres de
la tercera edad, sino de las mujeres mayores de 40
años, porque ellas tienen mayores dificultades para
adaptarse a un nuevo medio".

lunes, 22 de junio de 2009

Refugiados Invisibles

Crónica Edna Yiced Martínez
Fotografías Damian Selous
www.librearbitre.com


Colombia es, despueś de Sudán, el país del mundo que más personas tiene en situación de desplazamiento forzado, y probablemente el número uno si hablamos de confinamiento, una situación en la que por amenazas de alguno de los bandos e intereses involucrados en la guerra las personas no pueden salir de sus lugares de residencia.





Según cálculos hechos por CODHES, (Consultoría para los derechos humanos y el desplazamiento) en Colombia son más de cuatro millones de personas que han tenido que huir para resguardar su vida y la de sus seres queridos, aunque en muchas ocasiones no todos los integrantes de la familia corren con la suerte de escapar, siendo asesinados brutalmente en frente de sus padres, madres, hijos, hijas, o secuestrados bajo la figura del reclutamiento.

También se ha documentado que la mayoría de las víctimas corresponde a mujeres, niños y pueblos étnicos, como lo expone el dramático caso de los afrocolombianos quienes no sólo tienen que soportar la discriminación histórica y la pobreza estructural, sino que ahora cargan sobre sus hombros el título de desplazados, una razón de discriminación adicional en un país en donde sobre la persona desplazada se han creado una serie de prejuiciosy estereotipos que en muchas ocaciones les impide tener acceso a derechos básicos como vivienda, educación y empleo. Muchas de las personas con las que trabajé a comienzos del 2009 me comentaron cómo cada vez que comentaban las razones por las que habían tenido que dejar sus lugares de origenes la gente hacía una expresión de asco y temor, que se traducía en negarles la posibilidad de arrendar una pieza, conseguir un trabajo, o mandar al colegio a sus hijos e hijas.

“Es que si uno dice que es desplazado la gente lo mira feo, como si una tuviera una enfermedad. Y es que dicen que si nos desplazaron fue por algo, como si nosotros fuéramos los culpables, a la gente se le olvida que somos las víctimas”.

Hablar de la historia del desplazamiento en nuestro país implicaría hablar de toda la historia de Colombia; desde la mal llamada conquista hasta nuestros días, en donde los intereses económicos y políticos han sido y siguen siendo el motor detrás de todo este aberrante proceso. Así como los españoles arrasaron, asesinaron y desplazaron millones de aborígenes con el fin de saquear las riquezas de las nuevas tierras, los guerrilleros, paramilitares y ejercito realizan la misma tarea con el fin de afianzar proyectos políticos sustendados en múltiples intereses económicos y viceversa.




Pero el tema del desplazamiento, como muchos otros temas; las masacres, las desapariciones, los falsos positivos, en donde se comprobó que las fuerzas armadas del Estado estaban secuestrando y asesinando jóvenes en zonas pobres del país para hacerlos pasar por guerrilleros o paramilitares muertos en combate, son temas de lejana actualidad, en donde todo el mundo parece saber lo que ocurre pero nadie, ni los medios de comunicación, ni la llamada opinión pública, ni la academia, ni mucho menos el gobierno están dispuestos a llegar al fondo. Además en un universo donde la información y los medios de comunicaicón están sometidos a dinámicas del mercado y de los intereses políticos, parece que ésta tiende cada vez a ser más ligera y más plana.

Tal vez por eso se explica que nadie, nisiquiera mis amigos periodistas, o políticos, o académicos se hayan enterado, no hayan visto a las más de 2. 300 personas que desde hace dos meses están viviendo en uno de los parque más importantes de Bogotá, la ciudad capital de Colombia. Son mas de 2.300 personas, la mayoría mujeres y niños que vienen del Putumayo, Chocó, Caquetá ,Meta, Magdalena, Bolívar, Córdoba, de casi todos lugares del país, y que duramente clasificarían en esa clase de turistas descritos por José Obdulio Gaviria, uno de las figuras más significativas dentro del gobierno actual, uno de los consejeros de cabecera del presidente, quien argumentó, hace tan solo unos meses, que en Colombia no existían desplazados sino migrantes voluntarios, algo que yo denominaría “una extraña clase de nuevos turistas”


Pero es que a diferencia de los turistas convencionales, quienes disfrutan las ventajas de seguridad democrática y su campaña promocinal “ Vive Colombia, Viaja por Ella”, estos “turistas” no viajan escoltados por las caravanas del ejercito, no salen en campañas publicitarias hablando de los maravillosos paisajes, la deliciosa comida, o la hospitalidad de la gente, y aunque están muy cerca del centro histórico, ya que “viven” a tres cuadras del palacio presidencial y el congreso, no hacen parte de esa ola de interesantes y ricos turistas que cada vez es más visible en la Candelaria, uno de los barrios emblemáticos de la ciudad.

En cambio llevan más de dos meses instalados en improvisadas carpas hechas con lo que sea que logren encontrar, allí intentan refugiarse del frío, del sol del agua, cocinando en pequeños fogones leña, comiendo lo que sea que logren conseguir, bañándose en las contaminadas pocetas que pretenden adornar el parque; parque en el que los domingos se combian las jornadas de aeróbicos programadas por el distrito con las filas de niños desnutridos esperando por un pocillo de aguapanela, con pan si tienen suerte, y las hileras de ropa sucia o limpia que se extiende alrededor.


Refundidos en esa extraña especie de “nuevos turistas” se encuentra doña Alba con sus dos hijos, con la piel llena escamas debido a una alergia que desarrollaron por bañarse en, como ellos lo llaman “las piscinas” del conjunto residencial. Tienen los labios morados y las gargantas roncas del frío que han tenido que soportar todos estos días. Doña Alba ha tenido fiebre de hasta 40 grados, y lo único que había comido ese día, a las 5 de la tarde cuando la fui a visitar era una taza de tinto que le había relagado los vecinos del cambuche del lado.

Como doña Alba hay cientos, miles de personas que a diferencia de los turistas convencionales no pudieron hacer la maleta, seleccionar el destino de viaje, y disponer de los recursos necesarios para tener unas vacaciones memorables en la cosmopólita Bogotá; a ella, como a muchos otros les tocó salir corriendo con lo poco que llevaban, y por lo general lo único que logran sacar es a sus hijos, escapando de la guerra y los intereses que la sustentan, y que aunque se insista en negarlo en Colombia sigue desplazando, desapareciendo y matando gente.

Ella es una líder comunitaria, y con los pocos recursos que tenía, pero con muchas ganas de ayudar a personas en similares condiciones montó una fundación, El Renacer de la Familia, que trabaja en el sector de Ciudad Bólivar. Ella, como todos, o la gran mayoría de desplazados que se encuentran en el parque Tercer Milenio, el antiguo cartucho, para los que no conocen, tiene un registro ante Acción Social, y ha invertido miles de horas haciendo fila, pidiendo algún tipo de auxilio y atención en las oficinas de la UAO (Unidad de Atención al Desplazado), sin que ningua de las “ayudas” resulte eficaz y mucho menos suficiente.

“Después de un año de pedir en la UAO me dieron un bono para hacer mercado en Colsubsido de la 63, pero es que allá es muy caro, una cubeta de huevos vale ocho mil pesos, mientras en el barrio la puedo conseguir a cinco mil, no puedo comprar cosas de aseo ni nada de eso, como si nostros fuéramos animales sin derecho a bañarnos o lavarnos los dientes. Además no tenía plata para el taxi, ni para la buseta, cómo me voy para mi casa, a pie.
Estoy aquí porque no tengo para donde ir, me dieron mercado pero debo 6 meses de arriendo, me cortaron la luz y el agua, y la dueña de la casa me dijo que iba a ir con la policía. Mire la fecha y no le he comprado el uniforme a mis hijos. Yo necesito que me resuelvan algo, pero de verdad, el gobierno dice una cosa por televisión y todo el mundo piensa que los desplazados la estamos pasando muy bien, hablan de subsidios de vivienda, pero uno va y le dicen que no hay plata, hay que esperar. Dicen que nos están dando plata para proyectos productivos, pero a las que más les dan han recibido un millón y medio de pesos, y uno qué hace con eso si debe arriendo, servicios y tiene niños llorando por hambre”

La preocupación central de doña Alba, y con toda razón es conseguir una casa y una entrada económica que le permita sobrevivir, mantener a sus hijos y seguir trabajando en la fundación, como ella dice, “Tener un lugar donde meter la cabeza”. Ella no está pidiendo ni restitución, ni reparación, porque sebe que eso está muy lejos; que el gobierno le devuelva lo que perdió es casi que imposible. No le puede devolver a su esposo ni a su hermano, no le puede restituir las horas de angustia intenando mantener a sus hijos vivos mientras llegaban a Bogotá, ni el mar de humillaciones que ha tenido que padecer por ser desplazada, mucho menos el millón de lágrimas que recorren sus mejillas cuando recuerda que tuvo que comer de la basura, o fue obligada a pedir limosna para una red de trata de personas que habían secuestrado a su hijo. Nada de eso se lo puede restituir el gobierno, por lo tanto sólo pide, al igual que las 2.300 desplazados que están el parque, y probablemente como la mayoría de los 4 millones de desplazados que hay en el país, lo básico, aquello que como humanos y sociedad nos comprometimos a garantizarle a cada ser humano sobre este territorio.

Mi preocupación y no sé si con razón, es en la clase de seres humanos y de sociedad en la que nos hemos convertido, en donde no sólo seguimos de largo mientras miles son asesinados y desterrados porque le estorban al proyecto político y económico, sino que somos capaces de planear y tener jornadas de aeróbicos cada domingo en ese parque, como si no pasara nada, como si ellos ya hicieran parte del paisaje cotidianado de la ciudad y del país. Nos hemos deshumanizado tanto que somos capaces de pasar por el parque, encontrarnos con la tragedia reflejada en la mirada desconsolada y triste mujeres como doña Alba y sus hijos, y luego ir a nuestras casas pensando en lo feo que se ve el parque con toda esos trapos extendidos, y esa gente cochina, vestida con ropa vieja, haciendo hogeras y ensuciando las bonitas fuentes de agua que lo adornan.